domingo, febrero 28, 2010

LA FAMA NO VALE TANTO


¿Cómo explico “que los vivos no tengan fama
y pocos lectores amen su propio tiempo”?
Es ya costumbre tradicional de la envidia, Régulo:
preferir siempre los antiguos a los actuales.
Preguntamos por la sombría columnata de Pompeyo.
Los viejos suspiran por sus templos ruinosos.
Lees a Ennio, ¡Oh Roma! Y ahí anda vivo el Virgilio;
sus contemporáneos se rieron de Homero;
pocas veces los teatros aplaudieron a Menandro;
a Ovidio solamente lo conoció su Corina.
Sin embargo, no tengáis prisa, mis libritos:
si la fama viene con la muerte, no me apresuro.

MARCIAL.- “Epigramas”
Traducción: Ernesto Cardenal.


NOTA: Marco Valerio Marcial nació el 1 de marzo del año 38 ó el 41 d.C. en la ciudad de Bílbilis Augusta, a unos 12 km. de la actual Calatayud (España). Ha hecho felices a muchas generaciones con sus descarados y a veces procaces “Epigramas”.
* y ** detalles de relieve en la Plaza del Popolo. Roma.

jueves, febrero 25, 2010

TESTIGO DE UNA DECISIÓN. LA ISLA TIBERINA.



Mira: esta es la famosa isla Tiberina. Ahí donde la ves, con su forma de nave que remonta el río, es un símbolo de la decisión de los romanos de erradicar la monarquía. ¡No hay una forma de gobierno que nos resulte más odiosa! No quiero entrar en detalles, porque entonces hablaríamos del asunto durante horas, pero el último rey de Roma fue un hombre indigno. Tarquino era su nombre, pero todos le llamaban El soberbio, ya puedes imaginar por qué. El caso es que, hartos de sus abusos, los romanos decidieron expulsarlo y confiscaron todos sus bienes.


¿Recuerdas que ayer visitamos el Circo Flaminio, el teatro de Pompeyo, el Panteón de Agripa y sus termas? Pues todos esos terrenos y muchos más pertenecían a Tarquino. El Senado, temeroso de que los ciudadanos se ablandaran o se dejaran engañar por Tarquino y le devolvieran esa propiedad, decidió consagrarla al dios Marte. Ya podía clamar y reclamar el rey expulsado, que los romanos harían oídos sordos, porque ¿quién osaría arrebatarle a un dios su propiedad? Piensa que te hablo de tiempos muy antiguos.


Llegado el momento de la cosecha, y para impedir que alguien pudiera aprovecharse de los frutos de un campo dedicado al dios, los ciudadanos segaron el trigo y, formando gavillas, lo arrojaron al Tíber en una zona poco profunda. Como además el río lleva escaso caudal en esa época del año, la mezcla de los montones de trigo con el lodo terminó por formar la isla Tiberina. Ya ves de qué manera tan extraña nació. Y aunque todos sepamos que se trata de una leyenda, que no hay isla que pueda formarse así, no deja de ser un buen recordatorio de estos hechos del pasado. Sobre todo, de la expulsión del rey. No conviene a los romanos olvidar que resulta intolerable e injustificado que un solo hombre gobierne sobre todos los demás.

Y esto lo digo con dolor, no lo oculto. Augusto nos ha traído la paz y esto es un gran mérito. Pero también ha debilitado la república, la ha vaciado como cuando se extrae el fruto de una nuez, y temo que sólo quede un cascarón hueco. Pero ¡ea! no pongas esa cara. No hagas caso de las palabras de un viejo cuando tú, como hombre joven e impetuoso, estás a tiempo de hacer que las cosas cambien. Ojala tu vida en el campo te haya forjado un alma tan digna y potente como la de los antiguos romanos y la educación que te dispones a recibir en Roma no te la destruya.



NOTA: El día 24 de febrero se conmemoraba la expulsión del último rey de Roma, Tarquino el Soberbio. El hecho había acaecido en el año 510 a.C. La República de Roma duró quinientos años. En el momento en que habla el protagonista de este texto, se seguía manteniendo la forma de la república, pero Augusto gobernaba como un verdadero emperador.

* Vista de la Isla Tiberina y sus dos puentes.
**Detalle de la maqueta de la Roma en época de Tarquino el Soberbio. En la parte superior se ve un lago y un gran terreno plano: ese era el Campo de Marte. Hacia la parte superior izquierda se ve la isla en el río. Museo de la Civiltà Romana. Roma.
***Isla Tiberina, con el campanario de la iglesia de San Bartolome y, al fondo, los árboles de la colina del Aventino. Roma.
****Agua del Tíber. Roma.

martes, febrero 23, 2010

DAFNE Y APOLO

Contra el acoso sexual


El calor ha recluido en sus guaridas a las fieras, el río parece haber detenido el curso de sus aguas y ni siquiera rasgan el aire las alas de las mariposas. El sol deja caer a plomo sus rayos, penetra entre las ramas y sofoca en el bosque todo signo de actividad. Silencio. Dafne, con los ojos entornados, descansa sentada en la orilla, refrescando sus pies en la corriente del río Peneo. De pronto, se incorpora y gira hacia atrás la cabeza. Quizá la ha alertado un ruido, el roce de una hoja, o la sensación de una mirada ardiente sobre su nuca. A unos pasos de ella, un hombre en pie la mira. Al percibir el sobresalto de la muchacha, el hombre tiende hacia ella su mano y le dice: “no temas, soy Apolo y ardo de amor por ti.”

Los pies de Dafne vuelan más veloces que el viento, se internan entre los árboles, saltan nudosas raíces, esquivan obstáculos. Si antes eran aliados de su belleza, ahora sus cabellos son un estorbo, pues se prenden en las ramas y le frenan la huída. Apolo no es menos veloz: a él no lo impulsa el miedo ni el rechazo, sino el deseo. El descarnado e inmediato deseo de poseer a la joven espolea su cuerpo entero, le confiere energía y lo hace incansable. A Dafne se le agotan las fuerzas: sus piernas flaquean, la respiración se hace más fatigosa, sus movimientos se tornan torpes. Siente a sus espaldas el aliento del dios, las puntas de sus dedos que están a punto de aferrarla.

La ninfa dedica su último esfuerzo a pedir auxilio a su padre, el río Peneo: “Padre” – dice – “si tienes algún poder divino, ayúdame. Haz que desaparezca este cuerpo mío, puesto que es lo único de mí que desea mi perseguidor”. Y su padre, compadecido, hace que al instante broten ramas de sus dedos, raíces de sus pies, hojas de sus cabellos. Cuando Apolo consigue al fin alcanzarla, es a un tronco leñoso, a un esbelto laurel a quien abraza, viendo su deseo burlado.

Sopla el viento secular entre los cañaverales y repite el postrero lamento de Dafne: “¿Qué será de nosotras, ninfas o mujeres, si hasta los dioses nos persiguen, lascivos, y pisotean nuestra voluntad?”.




NOTA 1: La elección de este tema se debe a la noticia, aparecida hoy en El País, de que tres periodistas de Canal 9 han sido objeto de acoso sexual por parte del Jefe de Personal del ente. Quería expresar mi rechazo más absoluto hacia éste y otros acosadores y mi solidaridad con las víctimas. Afortunadamente, hoy contamos con la justicia para castigar los abusos.


NOTA 2: El laurel es el árbol de Apolo. A este respecto Ovidio, al final del relato (Metamorfosis), pone en boca de Apolo estas palabras: “Y puesto que no puedes ser mi esposa, en verdad serás mi árbol. Siempre te tendrán, laurel, mi cabellera, mi cítara, mi aljaba.”

*Detalle de la escultura “Dafne y Apolo” de Bernini. Imagen tomada de internet-
**”Dafne y Apolo”, escultura de Bernini en la Galería Borghese. Imagen tomada de internet.
*** Hojas de laurel. Roma.

viernes, febrero 19, 2010

A UN NIÑO Y UN DELFÍN

Aquí yacen un niño y un delfín. Vosotros, dulces criaturas, que no habéis conocido la crueldad ni la malicia, dormid en paz. Del amor más limpio habéis gozado en vida. Gozad, ahora, de una larga muerte unidos.

Esta lápida se la dedica M.C.Pisón, pescador de Dicearquia.
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Este epitafio está inspirado en la siguiente historia, narrada por Aulo Gelio:

“Citaré un pasaje del sabio Apión, tomado de su Egipciacos, en el que refiere cómo se enamoró un delfín de un niño (…). He aquí el relato: “Yo mismo he visto, dice, cerca de Dicearquia, un delfín que amaba a un joven llamado Jacinto. En cuanto oía su voz, acudía transportado de amor: llegado cerca de la orilla, le recibía sobre su dorso, replegando las puntas de sus aletas, por temor de herir aquel cuerpo delicado, objeto de sus deseos; y el niño, a caballo sobre él, prolongaba sus carreras hasta doscientos estadios dentro del mar. De Roma y de toda Italia acudían para ver al delfín, trocado por Venus en dócil corcel.” No es menos maravilloso lo que añade enseguida Apión: “El niño, dice, cayó enfermo y murió, y el delfín, después de haber venido muchas veces a la playa acostumbrada sin encontrarlo, cuando ordinariamente lo esperaba en la orilla del agua, fue acometido de tan vivo dolor, que perdió la vida. Habiéndole encontrado muerto sobre la arena personas que conocían la historia de su amor, le llevaron junto al niño que le había inspirado pasión tan tierna, y le sepultaron en la misma tumba”.”

AULO GELIO (siglo II d.C.): “Noches áticas”.


* y **Detalles de una fuente pública en el Paseo del Prado. Madrid.
***Cabeza de delfín, en el Oceanográfico de Valencia.

miércoles, febrero 17, 2010

INCIDENTE EN LA FIESTA DE LOS LUPERCOS

Carta de Calpurnia, esposa de Cayo Julio César, a su amiga Cecilia en Hispania.
 
No sabes cuánto te echo de menos, amiga mía, y qué grande es mi deseo de que regreses pronto a Roma. Estoy muy desazonada. Ayer, mientras se celebraba la Fiesta de los Lupercos, ocurrió un incidente que no me ha dejado dormir en toda la noche, y a Cayo Julio tampoco. Aunque no suele quejarse ni hablar mucho, lo he sentido dar vueltas en el lecho e incluso murmurar en voz baja. Esta mañana tenía muy mal aspecto.
Desde hace años deseo ser madre, como sabes, así que me coloqué entre el público justo delante del templo de Vesta y enfrente del de Cástor y Pólux, con la intención de presenciar la carrera sagrada de los lupercos y salirles al paso para recibir su azote. Esta ha sido una de mis últimas oportunidades, pues Cayo Julio está preparando un ejército para ir a la tierra de los Partos y quién sabe cuándo regresará. En fin, recibí mi azote y deseé con todo mi corazón que propiciara mi vientre para quedar preñada. Esto te lo digo para que comprendas que estaba distraída en ese momento. 
Me di cuenta, de repente, que había cesado el griterío y el público miraba hacia el templo de Cástor y Pólux, en cuyo podium Cayo Julio presidía la ceremonia junto con un grupo de magistrados y senadores. Marco Antonio había abandonado la carrera, en la que participaba en su calidad de Cónsul, y estaba de pie delante de mi marido ofreciéndole una diadema. Fue un momento terrible. La gente callaba, los senadores miraban a mi marido con odio y él se había quedado pálido como un muerto.
Cayo Julio hizo un gesto de rechazo con la mano, apartando de sí esa diadema que representa la odiada monarquía y el público rompió en aplausos. Sin embargo, Marco Antonio, no sé por qué razón, no he logrado comprenderlo ni me he atrevido a preguntarle a Cayo, volvió a ofrecérsela. Los romanos expresaron de nuevo su disgusto callando, y aplaudiendo cuando la rechazó. Y aún se repitió esta escena una tercera vez. Lo peor fue ver a mi marido alargar la cabeza hacia delante, y pasarse la mano derecha por el cuello para indicar que podían cortarle la cabeza cuando quisieran. Fue un momento espantoso que difícilmente voy a olvidar. 
No sé qué pensar, amiga mía. No entiendo la conducta de Marco Antonio y me preocupa mucho la actitud de mi marido. ¿Por qué haría ese gesto de muerte? Y ¿por qué esta ciudad parece sedienta de sangre? Sus detractores son muchos, pero ahora que ha terminado la guerra civil, que ha perdonado la vida a tantos enemigos, los sienta a nuestra mesa y hasta los ha propuesto para cargos públicos, ¿qué razones tienen para seguir odiándolo? Estoy muy confusa y no sé si he logrado explicarme de manera coherente. En cualquier caso, me ha hecho bien escribirte. Contigo tan lejos, me siento muy sola en Roma y, créeme, tengo oprimido el corazón.
Escríbeme tan pronto recibas mi carta. Necesito tu consuelo. 


NOTA 1.- Este incidente tuvo lugar el 15 de febrero del año 44 a.C. Los romanos odiaban la monarquía y bastaba que se acusara a alguien de aspirar a ser rey para que perdiera el favor del pueblo. El ofrecimiento de la diadema a César por parte de Marco Antonio se interpretó como un deseo de César de convertirse en rey.
NOTA 2.- Los lupercos llevaban en la mano pequeñas tiras de cuero con las que daban suaves azotes a quienes se interponían en su camino, especialmente las mujeres. Se creía que ese azote en el vientre tenía el efecto de hacerlos fértiles, así que las mujeres que deseaban quedarse preñadas se colocaban a lo largo del recorrido de la carrera sagrada para recibir su azote.
NOTA 3.- Os dejo el enlace con la página de Elena Casero donde he publicado una breve reseña sobre su novela Tribulaciones de un sicario


*Detalle de cabeza femenina. Exposición "La belleza del cuerpo" en el MARQ de Alicante.
**Escultura en bronce de Cayo Julio César en la vía de los Foros Imperiales. Roma.
***Detalle de cabeza de varón, probablemente retrato de Marco Antonio. Museo Centrale Montemartino. Roma.
****Hojas de acanto en el foro romano. Roma.

domingo, febrero 14, 2010

CUPIDO VÍCTIMA DEL AMOR


Al atardecer se encendieron hogueras al borde de los caminos y a su calor acudieron hombres y mujeres jóvenes. Pronto brotó la música de las flautas y las jóvenes empezaron a danzar en torno al fuego, y a reír, y a gastar bromas. Las personas maduras llegaron enseguida, llevando a sus hijos pequeños y abundante comida y vino, mucho vino puro para mezclarlo con agua, y vino cocido para que también las mujeres pudieran disfrutar moderadamente de las dulzuras de la bebida. Y al poco se sumaron hombres y mujeres de mayor edad, todos aquellos que se encontraban con fuerzas para salir de sus casas.

Un caminante que apretaba el paso para llegar al poblado antes de que cerrara la noche, los encontró y fue invitado a unirse a la fiesta. Aceptó gustoso.

- ¿Puedo saber qué celebráis? – preguntó cuando ya, sentado en el suelo, devoraba un trozo de carne.

- ¿No te has enterado todavía? – le respondió un joven a su lado, mirándolo con asombro –. ¿No sabes que el hijo de la diosa Venus, el poderoso Cupido, ha recibido una herida y está gravemente enfermo?


Al instante el caminante dejó de comer, asustado. ¿Quién se atrevía a festejar el dolor de un dios? Sin duda, en ese poblado habían perdido el juicio. No le convenía en absoluto seguir allí. Hizo ademán de levantarse. El joven lo cogió del brazo para retenerlo.

- No seas temeroso. Ese diablillo que nos atormentaba con sus flechas ha probado su propia medicina: ahora está enfermo de amor por una joven mortal, Psique, no sé si has oído hablar de ella… ¡Bien está que los dioses sufran como los hombres, y más todavía quien tan caprichosamente nos hería el corazón! ¡Se merecía un escarmiento!

- ¿Y no teméis su venganza? ¿Y si, cuando sane de sus heridas, viene indignado hasta aquí para resarcirse de vuestra burla?

- ¿Qué dices? ¡No nos burlamos! Muy al contrario: desde que está enfermo y yace en la cama sin usar sus flechas para herirnos ni su antorcha para avivar las pasiones, el mundo es un lugar muy triste. Hace hoy un año que no nacen niños. ¿De dónde vienes, que no te has dado cuenta? El que Cupido mereciera el justo castigo de padecer por amor no significa que no lo queramos entre nosotros. Nos es necesario, muy necesario, pues sin él no habría esperanza, ni alegría, ni vida.

- ¿Entonces?

- Entonces, celebramos esta fiesta para animarlo, para hacerle saber que pensamos en él y también, por qué no confesarlo, para llamar su atención. Si nos ve hermosos, alegres y propicios a sus juegos; si percibe que seremos víctimas fáciles para él, quizá sea éste el primer lugar al que acuda apenas esté convaleciente. Amamos tanto sus flechas de oro como odiamos las que nos son contrarias y vienen cargadas de plomo. Pero ¡ay! nadie puede decir que está vivo, si no las siente.


¡ FELIZ DÍA DE LOS ENAMORADOS !

NOTA 1.- A las mujeres romanas se les permitía beber un vino que se hacía con agua cocida. La mezcla se parecía a un vino ligero.

NOTA 2.- Os dejo el enlace a una entrevista que me hacen en Insula Litterae

NOTA 3.- Os dejo este enlace a una historia de amor muy bella publicada ya en este blog y que creo adecuada a esta festividad: Promesa de amor eterno

NOTA 4.- Quienes estén interesados en conocer la historia de Cupido y Psique, en la columna de la derecha encontrarán, bajo esa etiqueta, los episodios que sobre el tema publiqué en el blog.
*Detalle de una escultura de Cupido en el museo Massimo alle Terme. Roma.
** Detalle de la escultura "Hermafrodita" en el museo Massimo alle Terme. Roma.
***Cupido y Psique. Escultura en los Museos Capitolinos. Roma. Foto: Paco Hernández.
****Detalle de mosaico. Museo Massimo alle Terme. Roma.

jueves, febrero 11, 2010

DUDA DE AMOR




Dime: cuando elogias la Ciudad Eterna ¿te refieres a esa Roma cuyas columnas yacen caídas entre la hierba, olvidadas de todos, sombra penosa de lo que fueron? Y cuando luego declaras tu amor por mí y juras que será eterno ¿es esa la eternidad de la que hablas?


Os dejo el enlace con la crítica de Dido publicada en Hislibris.

*Fragmentos de piezas romanas en la colina del Celio, en un espacio abierto. Roma.

**Detalle de decenas de columnas agrupadas en un recinto cerrado en la colina del Celio, cerca del antiguo Templo de Claudio. Roma.

lunes, febrero 08, 2010

BESO IMPOSIBLE


- ¡Déjame, vamos…! Alguien nos puede ver. Y no quiero.

- ¿Por qué las mujeres pedís siempre cosas imposibles de realizar? No te soltaré hasta que me hayas dado un beso.

- ¿Un beso? Estás loco o mal informado. ¿No te has quejado mil veces de la inconstancia de las mujeres? Sé coherente: no puedes pedirme ahora un beso que dure toda una eternidad…


* Escultura en la exposición del MARQ (Museo Arqueológico de Alicante) de la exposición “La belleza del cuerpo”. 2009.


**Detalle de una joya con hojas de laurel. Exposición del MARQ (Museo Arqueológico de Alicante) de la exposición “La belleza del cuerpo”. 2009.

martes, febrero 02, 2010

MOROS Y CRISTIANOS (QUE NO ROMANOS) EN SAX

Iluminación de Sax en las fiestas de 2009. Foto: Rafa Lillo

Del 1 al 5 de febrero se celebran las fiestas de Moros y Cristianos en honor de San Blas en Sax, así que, queridos amigos, me voy para allá… Os dejo algunas fotos que, si bien no hacen justicia a las fiestas, os pueden dar una idea.

También os dejo este enlace con la versión pdf de la revista Mercurio, del mes de febrero 2010 dedicada a la novela histórica. Toda ella es muy interesante y os la recomiendo. En el primer artículo, del profesor Justo Serna, se cita la novela Dido reina de Cartago. Y unas páginas más adelante se incluye también una reseña de la novela.
Lucía e Isabel romana vestidas de damas de Cardona. 2009
Foto: Rafa Lillo

Imagen de San Blas, reflejada en un casco de Caballero de Cardona. 2009
Foto mía.

Nuestro patrón San Blas, en la puerta de la ermita. 2009
Foto mía.