viernes, mayo 26, 2017

PETICIÓN DE UN POETA AL DIOS APOLO




Esto pide el poeta Horacio a su patrón, el dios Apolo:

“(…) Concédeme gozar de lo que tengo con buena salud, oh hijo de Latona; y te ruego también que me permitas vivir en mis cabales una vejez sin fealdad y en la cual nunca una cítara me falte.” 

HORACIO, Oda 31, libro I. Traducción y notas de José Luis Moralejo.

Me sumo fervientemente a esa petición al dios de todas las artes, entre ellas la poesía. Según el traductor y autor de las anotaciones, esta oda debió escribirla Horacio en el 28 a.C., cuando se consagró un templo a Apolo en el Palatino, que llevaba anejas dos bibliotecas: una griega y otra latina.

miércoles, mayo 10, 2017

CUANTO MEJOR ES LA SINCERIDAD EN EL AMOR (Pomona y Vertumno)


- Vengo a hacerte una visita, estimada Pomona – dijo una anciana atravesando la verja de madera con que la diosa encargada de cuidar de la fruta cerraba la entrada a su huerto.

Cansada de ver rondar cerca de sus frutales a muchos campesinos, faunos y diosecillos que pasaban por delante una y otra vez y la miraban como si la quisieran devorar con los ojos, la joven y fragante Pomona había levantado una tapia y se pasaba el día dentro de su huerto, con una hoz, limpiando las malas hierbas o quitando espesor a las ramas a fin de que la fruta creciera hermosa y sana. Era muy dichosa así. No le interesaban los varones.

Como no desconfiaba de las mujeres, esa mañana permitió que aquella vieja desconocida, de rostro arrugado y el cabello cubierto con un pañuelo, entrara en su huerto, se sentara sobre una piedra y empezara a charlar mientras ella seguía podando.

- Tendrías que casarte, Pomona –decía la anciana–. Muchos jóvenes te pretenden. ¿Y hay algo que abone mejor un huerto que un corazón amoroso? ¡Tus manzanas crecerían el doble de rojas y de hermosas si te entregaras al amor!

Como Pomona no respondía, la visitante seguía con su cháchara y sus argumentos, mirándola de reojo. Pero iba pasando la mañana y, ante el silencio obstinado de la bella huertana, a la vieja cada vez se le descolocaba más el chal que llevaba sobre los hombros y, con dedos nerviosos, se tocaba continuamente el pañuelo, sus ralos cabellos blancos y los pendientes que le colgaban de las orejas. Y es que, bajo la apariencia de anciana, se ocultaba el dios Vertumno. Desde hacía meses rondaba el huerto de Pomona, de quien estaba perdidamente enamorado. Era muy hábil en adquirir formas y aspectos distintos, así que llevaba tiempo pasando por delante de la verja bajo la apariencia de un segador, o de un pescador, o de un soldado, o de una espigadora, todo con tal de contemplar una vez más a esa criatura tan sublime y que hacía crecer una fruta tan jugosa como ella misma. Ese día, desesperado ya, se había decidido a abordarla y, como si se tratase de una ancianita dulce y sabia, convencerla de que debía tomar marido. Sin éxito, de momento, pese a que se explicaba muy bien.

- …Y mira que los dioses castigan a las jóvenes que tienen el corazón duro y se niegan a amar –insistía–. Yo sé de un dios que está completamente loco por ti y besaría el suelo que tú pisas. Se llama Vertumno –añadió mirándola fijamente–,  no sé si has oído hablar de él.

Pomona siguió sin contestarle. Con el ejercicio, las mejillas se le habían cubierto de rubor, le brillaban más los ojos y diminutas gotas de sudor, redondas y transparentes como el rocío, le cubrían la frente, el nacimiento de los senos y los brazos. Un mechón de cabellos le cayó sobre los ojos y ella, deteniendo un instante sus labores con la hoz,  se lo apartó con el dorso de la mano.

Resultaba tan deliciosa que Vertumno no pudo aguantar más. Así, se puso en pie de un salto, se quitó de golpe el pañuelo, el chal, el delantal, los cabellos blancos y los pendientes, las arrugas, la espalda doblada por los años, la sonrisa de anciana dulce y sabia y se mostró a Pomona, por primera vez, tal cual era.

Y al verlo tan joven y hermoso, Pomona dejó caer la hoz al suelo, entornó los párpados y tendió hacia él sus labios y sus brazos.

NOTA: Este es un mito local romano. Vertumno era el dios de la transformación, adoptaba múltiples apariencias. Pomona vigilaba que crecieran bien la fruta, en especial la poma, es decir, la manzana.De su nombre deriva la palabra pomar que denomina un campo de manzanos.

viernes, mayo 05, 2017

LO QUE CUENTAN LOS MITOS... y la diosa Pomona





 

Filis querida: los manzanos ya han florecido y se preparan para darnos una abundante cosecha siempre que reciban los cuidados de la diosa Pomona. Ninguna tiene unas mejillas tan sonrosadas como ella ni una risa tan clara. Cuéntame, una vez más, su historia. ¡Qué ventajoso resulta que cada cual se muestre tal cual es! 


NOTA: Al mismo tiempo que nos fascinan, los mitos constituyen una fuente inagotable de inspiración y de reflexión. Para hablar de ellos, el próximo lunes 8 de mayo daré la conferencia LO QUE CUENTAN LOS MITOS ¿NOS SIRVE HOY?, a las 18 horas, en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Valencia. La entrada es libre y serán bienvenidas todas las personas que nos quieran acompañar.